martes, 14 de octubre de 2008

Alonso Cano... El Miguel Ángel español


Alonso Cano (1601-1667), es el "feligrés" más universal de esta parroquia, es el artista español más completo del barroco de los siglos XVII y XVIII según muchos autores.¿Cómo es la personalidad de este hombre universal del barroco del siglo de oro, conocido como el Miguel Ángel español?
Alonso Cano, nacido en Granada en 1601 era hijo de Miguel Cano y de María de Almansa, miembro de una familia con seis hijos. Su padre llegaría a trabajar en 1603 en la parroquia como ensamblador del primitivo retablo, pero ya dos años antes había conocido este templo al bautizar a su hijo Alonso Cano.
Hasta esta parroquia -situada en las afueras de la muralla del Albayzín- se había trasladado el 19 de marzo de 1601 para bautizar a su hijo. La pila bautismal en
la que Alonso Cano era introducido en la Iglesia católica estaba entonces en la entrada. Un lugar que hoy ocupa una impresionante carroza barroca de 1765 adornada con motivos eucarísticos y tirada por caballos que servía para llevar el viático a los enfermos por las empedradas calles del Albayzín. Enganche de tiro que también se utilizaba en los días de fiesta para llevar a Dios sacramentado.

Catorce años dura su estancia en Granada con su familia. En 1614 se traslada a Sevilla (donde hace amistad con Diego Velázquez) y posteriormente a Madrid, donde se convierte en pintor y ayudante de cámara del Conde Duque de Olivares. Sus primeras obras pictóricas son tenebristas, aunque conoce las colecciones reales y la pintura veneciana tras su paso por la Corte. Cambia entonces para crear un estilo idealizado, clásico, de una calidad similar a la de los mejores pintores, de formas delicadas y graciosas, al igual que hizo también con sus obras escultóricas y arquitectónicas.
Cuadros de Alonso Cano, como "La visión de Jerusalén por San Juan Bautista", "La Anunciación" o "El milagro del Pozo" se conservan en iglesias y museos de Londres, Madrid, Berlín, Munich, Sevilla, San Petersburgo, Glasgow, Granada .


Su tránsito al otro mundo estuvo sellado también por la belleza. Al presentarle su confesor un crucifijo de tosca hechura el 3 de septiembre de 1667, se le atribuye que prefirió cerrar los ojos e imaginarse uno mucho más bello. Tenía sólo sesenta y seis años.

1 comentario:

Jose L dijo...

Por fin sé quien es el de la parada de metro, jeje.